David Llorens y Guillaumes y Kimhïyo Nakako explican el proceso de composición de la pieza Imatges estacionals y dan luz a sus significados.
“Imatges estacionals” se estrenó el 23 de febrero de este año, en un concierto de Musical Innovators con el Acouhyb. Según cuenta David, “La idea de la obra surgió de una propuesta anterior, también basada en unos haikus que Kimhïyo me ayudó a entender. Desde entonces quise escribir una obra para Kimhïyo, sobre los haikus y en su idioma natal. Luego, me puse en contacto con Musical Innovators, con quienes había colaborado en el proyecto del piano Acouhyb, y enseguida acogieron el proyecto.”
Así surgió la idea de ampliar la gama de sonidos de “Imatges estacionals” con el Acouhyb: “El siguiente paso fue probar los fragmentos que ya había escrito con el sonido Crazy 0/4, ya que en la escuela tengo un piano de pared en esa afinación, y el resultado fue que algunos fragmentos funcionaban muy bien, pero no toda la obra. Aun así, el nuevo Acouhyb dispone de 7 sonidos distintos, así que no me rendí y lo probé en 0/1. Con esta afinación, funcionaba toda la obra, así que decidimos usar por primera vez el sonido 0/1 como principal en vez de secundario.”
Para añadir el Acouhyb, tuvieron que convencer a la pianista Núria S. Leiva, y el resultado fue más que satisfactorio: “no solo le gustó tocar con el Acouhyb, sino que ha sido la primera vez que una pianista pide que su piano sea afinado en este sistema para poder hacer-se con el sonido y buscar la mejor interpretación posible”.
LOS HAIKUS
Kimhïyo nos cuenta un poco como se definen los haikus en el Japón, para evitar caer en algunas generalizaciones occidentales a la hora de adoptarlos.
El haiku tiene reglas sustanciales. Si no se cumplen, caemos en otra modalidad llamada “senryu”, que sirve para los poemas igual de cortos que el haiku pero que no cumplen todas las normas, que son las siguientes:
1. Las sílabas siempre tienen que seguir el esquema 5-7-5.
2. Hay que utilizar una palabra que haga referencia a la estación del año, la “kigo” No sirve utilizar el nombre de la estación directamente. Incluso, hay listas de “kigo” que sirven de inspiración, y a menudo los profesionales las memorizan.
3. Nada de sentimientos. Es una foto o una imagen que sirve de metáfora para evocar sentimientos, pero no puede usar expresiones como “estoy triste” o “me he enamorado”.
A menudo, en los haikus compuestos en idiomas extranjeros, estas reglas se incumplen. Por eso, la composición de David hace un guiño sobre cada uno de los aspectos.
1. El título “imágenes estacionales” remite a la definición real del haiku
2. El título de cada canción se corresponde al “kigo” que aparece al poema escogido
3. La sonoridad de cada canción evoca imágenes y sensaciones, como el canto de la cigarra o el movimiento del viento, de la muerte...
Como la composición se divide en cuatro estaciones, hizo falta un proceso de selección del haiku asociado a cada una, que fue de la manera siguiente.
Invierno
Tabi ni yande Me pongo enfermo a medio viaje
Yume wa kareno wo Mi sueño, por el campo árido (o el monte)
kakemeguru Recorre por todas partes
El primer haiku que decidimos fue este. Parece ser que, en la madrugada del 9 de Octubre del 1694, Basho estaba a la cama y pidió a un discípulo que apuntara este haiku. Llevaba un mes enfermo y, sin que lo previniera, este fue su último haiku. Murió en Osaka, donde se encontraba de viaje, cuatro días después. Según el diario de un discípulo, había hecho este viaje en Osaka para mediar una disputa entre dos discípulos.
Llamamos “Jiamari” al hecho que la primera estrofa tenga 6 sílabas en vez de 5. Un estudio deduce que probablemente Basho lo hizo expresamente, puesto que justo después se puso de moda hacer “Jiamari” para dar énfasis a una palabra.
Primavera
Shibaraku wa Durante un momento corto
Hana no ue naru Estará sobre las flores de Sakura
Tsukiyo kana La luna por la noche
Teníamos claro que la primavera debía tener por “kigo” la “hana”, la flor de Sakura (cerezo), puesto que es este árbol es el símbolo más importante por los japoneses.
Hana, que significa flor(es) en japonés, se convierte aquí en sinónimo de las flores de cerezo, “Sakura” en el término poético antiguo. Las flores de cerezo florecen a principios de primavera. A pesar de su belleza espectacular, duran muy poco, y por eso son el símbolo de lo efímero de la vida o la belleza.
Verano
Shizukasa ya El silencio
Iwa ni simio iru Penetran en las rocas
Semi no koe Las voces de las cigarras (o la cigarra)
Por el verano cogimos el poema famoso en que Basho habla de la cigarra, o las cigarras (la lengua japonesa no diferencia el singular y el plural. Si lo hubiera compuesto a principios de verano, seria en singular, porque en aquella temporada solo se suele sentir).
Este haiku está incluido a la crónica de viaje Okuno hosomichi, y por eso tenemos un escrito sobre el contexto en que lo compuso: “Hay un templo en alta montaña, está muy retirado y hay mucho de silencio. (…) Es una montaña hecha por rocas, no se siente nada en el templo, que está bien cerrado. El panorama es tan silencioso que me hizo vaciar la mente (o el sentimiento).”
Otoño
Akikaze no El viento de otoño
Fukedomo aoshi Aunque ya está soplando, verdes son
kuri no iga Los pinchos de las castañas
Finalmente, decidimos el otoño pensante en la combinación con las otras. Queríamos algo con movimiento y el tema del viento iba muy bien. Reíamos porque, a pesar de ser un haiku del siglo XVII, parece que hable del cambio climático cuando describe un “otoño caliente”.
El haiku fue escrito en 1691 que, según parece, fue un año con temperaturas muy altas en otoño, y por eso el fruto del castaño todavía estaba verde (las castañas se secan y caen con el frío). En japonés utiliza el color azul (“aoshi”) para decir que el fruto no está maduro, como pasa en castellano con el “verde”.
LA PIEZA MUSICAL
Después de esta introducción, David Llorens nos explica el proceso de composición y las decisiones que tomó a la hora de adaptar la pieza:
La música de las imágenes no guarda ninguna forma estructural con los 3 versos de 5-7-5 sílabas de los haikus. Cada una tiene una estructura diferente y, si la música lo requiere, los versos o las palabras se repiten, cambiando el ritmo del haiku.
Si bien las composiciones se basan en la armonía occidental, todas ellas contienen alguna característica del arte musical japonés, ya sea por las escalas en que están hechas (sería el caso de la de verano y la del invierno), porque hay la utilización de alguna melodía popular (como pasa con la de la primavera) o porque hay características imitativas de la música Gagaku (como el otoño).
Si bien la obra es una sola pieza, está dividida en cuatro partes unidas. En algunos casos, esta unión se da a través del silencio o “MA”.
“Hana”: flores de cerezo –en japonés, “Sakura”– (primavera)
Hay una larga introducción la melodía de la cual está extraída de la canción popular japonesa Sakura Sakura (Puccini utilizó el mismo tema a La Bohème), y sobre esta melodía se superponen motivos de la primavera de Vivaldi. Esto me permite tratar la música de manera bimodal, puesto que Sakura Sakura está en una escala japonesa, también llamada “Sakura”, que tiene el color de una tonalidad menor, y la primavera de Vivaldi tiene una tonalidad claramente mayor. Después, hay un pasaje que imita el canto de los pájaros y que también está inspirado en Vivaldi (este mismo pasaje será utilizado después como Coda de la pieza).
La melodía del texto también está inspirada en la canción Sakura Sakura. La estructura consiste a la repetición del primer verso dos veces, seguido del segundo, y esto se toca tres veces seguidas con diferentes transportes y acompañamientos del piano. El tercer verso solo se canta una vez al final, justo antes de la Coda (el canto de los pájaros inspirados el Vivaldi).
“Semi”: cigarra, o cigarras (verano)
Este haiku habla del silencio de verano solo roto por el canto de las cigarras o la cigarra. Por lo tanto, empieza con un gran silencio (“ma”) y la melodía del haiku, basada en una escala japonesa, se canta sin acompañamiento.
Esta vez, se canta la letra del haiku toda seguida y sin repeticiones, tal como es el poema. Solo al último verso empezamos a sentir el canto de las cigarras, representado por el piano y que dura todo un extenso interludio sobre acuerdos (hechos en la misma escala pentatónica japonesa). Cuando se acaba el interludio, en forma de coda, vuelve a sonar la melodía del haiku con algunas variaciones, otra vez sin acompañamiento y con solo algunos toques de las cigarras.
“Akikase”: viento de otoño (otoño)
En esta imagen, el piano hace unos arpegios inspirados en la armonía de la música litúrgica japonesa Gagaku que representan el viento, y sobre esta atmósfera la voz va cantando el texto del haiku de manera libre, repitiendo las palabras y yendo adelante y atrás sobre el primer verso de 5 sílabas.
Una segunda melodía que contrasta con la primera introduce el texto del segundo verso, que interpretan (también jugando con las palabras) el piano y la voz al unísono, pero hay pequeñas variaciones melódicas y rítmicas entre ambos instrumentos, como si fuera una improvisación en que se fueran persiguiendo. Se imita el funcionamiento de los instrumentos melódicos de una formación instrumental japonesa, que insertan pequeñas improvisaciones y cambios en la melodía repetida a los momentos con unísono.
El tercer verso se dice una sola vez, recitado, al final, y justo con la última sílaba los arpegios iniciales del piano (el viento) vuelven a arrancar, y la cantante repite la melodía del principio, pero articulando tan solo las dos primeras sílabas del primer verso.
En esta parte utilizo la escala cromática de doce notas, escala también utilizada en la música tradicional japonesa, si bien es cierto que, por un oído acostumbrado a la música occidental, suena musicalmente como una escala pentatónica con ornamentos y pequeños cromatismos.
“Kareno”: el campo árido (invierno)
Esta fue la primera parte que compuse, cuando todavía estaba experimentando con los modos japoneses y no tenía muy claro el rumbo que cogería la obra.
Inicialmente, toda la obra tenía que consistir en las tres frases del haiku musicadas, con una pequeña introducción del piano. Cuando lo envié a la Kimhïyo, pero, nos surgieron dudas. No teníamos claro que las piezas tan cortas pudieran ser accesibles por el público occidental, así que tomamos la decisión de repetir el texto del haiku 3 veces. Esto hizo que cambiáramos el nombre de la composición de “4 haikus estacionales” a “Imágenes estacionales”.
Otro problema fue el miedo de Kimhïyo a que el piano le tapara la voz, puesto que la melodía está escrita en su registro grave. Por este motivo, y sumando que la primera interpretación que hizo con voz sola sin acompañamiento me encantó, decidí que la voz sonaría sola después de la introducción pianística, y que el piano entraría después para hacer un pequeño interludio y, entonces sí: que la voz volvería a contar la melodía, esta vez más agudo y con algunas variaciones, con acompañamiento pianístico. Después de esto, viene a la pieza un largo silencio y la melodía se repite a un registro grave, un poco variada y sin acompañamiento del piano, que solo interviene para resaltar la última nota.
El diálogo entre la tradición occidental, la catalana y la japonesa, que además incluye las múltiples posibilidades sonoras del Acouhyb, es muy presente en toda la obra, ¡esperamos que el público la pueda disfrutar!